jueves, 27 de enero de 2011

Recuerdo de un León

Era una mañana soleada, y estaba tirado en el sofá de mi casa sin saber qué hacer, y se me acurrió poner la tele para ver si se me ocurría algo.
Pasando de canales, varias veces ví uno de esos reportajes de animales, y en él salía un león y una leona sentados tomando el sol.
De pronto, se me vino a la mente una parte de mi infancia. En ella, me veía cuando iba al zoo con mis padres y siempre les repetía una y otra vez que de mayor quería ser león.
Al recordar esto, me fuí a mi habitación, me vestí, me lavé la cara, cogí las llaves del coche, y salí por la puerta con intención de visitar el zoo de mi infancia.
Llegué, y compre una entrada. Por cirto, me costó 20 euros. Estaba entusiasmado en recorrerme de arriba abajo todo el parque como cuando era pequeño, pero lo que más deseaba ver era la jaula de los leones.
Más o menos, a las cuatro de la tarde ya me había paseado por casi todo el parque, y también me había dado tiempo a comer. Nada más salir de los comedores, me dirigí a la jaula de los leones, y pensé " Al fín voy a ver de nuevo a mis queridísimos leones ".
Llegué, y ahí estaban ellos. Uno, tumbado en una enorme roca, y sobre él aparecía una preciosa leona. Al lado de un pequeño lago, también había varios leones, y también algo que me emocionó: junto a un árbol se veían unos pequeños leoncitos al lado de su madre.
Lo que me encantó fue ver de nuevo a mi viejo amigo, el león que estaba sobre la roca, porque a ese pequeño felino lo conocía desde que ambos eramos pequeños, y seguía igual, con su preciosa melena, sus afilados colmillos, y, aunque estuviera ya viejo, yo lo quería como el primer dia en que lo ví.

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