Hace años consulté a una adivina y me dijo que cuando cumpliera los veinticinco conocería al amor de mi vida.
Yo mismo pregunté como sería, alto, bajo, rubio, moreno...pero nada, no me dijo ni una palabra más. Desde entonces, cada año que pasaba, cada cumpleaños que celebraba, mi deseo siempre era el mismo, 'que cumpliera los veinticinco ya', pero nunca se cumplían, y daba por hecho, que la profecía de la adivina tampoco se cumpliría.
Ahora, 24 años más tarde, me veo aquí, sentada en el salón de mi casa, con la televisión encendida, con una taza de chocolate caliente, y contándole, bueno más bien escribiendo parte de mi vida en un simple cuaderno. Por cierto, hoy tengo 24 años, pero mañana cumpliré los 25, y estoy ansiosa, feliz...no sé, muchas cosas, y me pregunto, '¿y si se hace realidad?'No sé, lo mismo era una simple señora que por veinticinco perras se inventaba una historia, pero debo ser realista, y si en todos estos años mi sueño no se ha cumplido, no creo que una simple profecía lo haga. Pero, por si acaso, apagaré la tele, me beberé el chocolate, me arreglaré, y me iré de compras.
Y aunque mañana no pase nada, siempre será la fiesta más esperada de mi vida, mi fiesta de los 25.
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